domingo, 20 de octubre de 2013

P. N. Calares del río Mundo (Albacete), octubre 2013

P. N. Calares del río Mundo, Riópar (Albacete), octubre 2013

Paraje natural ubicado en el suroeste de la provincia de Albacete. Se trata de una zona montañosa (macizo montañoso de generosas dimensiones) que es recorrida por varios cursos de agua que han erosionado el suelo dando lugar a un paisaje kárstico muy interesante. 

Entre otras especies vegetales destacan, dependiendo del hábitat (o ambiente), los pinos, las encinas, los robles, los sauces, los tejos, los arces, los sauces, etc.


La ruta recorre el centro-norte y el oeste del Parque Natural, transitando por caminos pero sobre todo por senderos y más senderos (algún pequeño tramo de "empujar"). Se trata de una ruta exigente, por su longitud, por su desnivel acumulado y por el elevado nivel técnico que requiere en muchos de sus tramos. Esta ruta se ha hecho asistiendo a una ruta organizada, por parte del Club Ciclista Riópar. La ruta parte de Riópar (llamado hasta finales del siglo pasado, Fábricas de San Juan de Alcaráz), pequeño pueblo ubicado en la sierra.


El sábado por la tarde me desplacé (muchos kilómetros), hasta la pequeña localidad albaceteña de Riópar (antigua denominación, Fábricas de San Juán de Alcaraz), al sur de la provincia de Albacete, para asistir a la marcha organizada. Al llegar a la localidad recogí la bolsa con toda la información, para continuar unos dos kilómetros más, hasta el Hostal Venta el Laminador. Kilómetros que el día de la ruta habría que añadir a los totales de la misma, en su versión de ida y vuelta. Una vez allí, y después de los correspondientes trámites, descargué completamente el equipo, dejando incluso sitio en la habitación para la bici (no quería sorpresas), el coche quedaba en una zona relativamente oscura. Cena y cama.


Desayuné temprano, buen trato por parte del personal del Hostal, un buen desayuno. Se iba a necesitar para afrontar la ruta. Después de los 2 km de pre-ruta, llegué al pueblo. El ambiente "btt-ero" escalaba posiciones a medida que se acercaba la hora de partida. Como es habitual, en la salida, me coloqué en la parte trasera, obviamente mi idea al hacer la ruta no casaba con ubicarme delante. El tiempo, climatológico, era perfecto, aunque era finales de octubre se notaba la situación tan al sur dentro de la península.




La salida, por las calles de Riópar, se realizó entre numerosos ánimos del público presente (la mayor parte acompañantes y organizadores). Salimos del entorno urbano en dirección a la Sierra del Agua. Esos primeros kilómetros, alegres y agrupados, por pistas amplias y con buen firme nos llevaron primero a El Gollizo, para finalizar esta primera ascensión  en el entorno de Los Majuelos. Allí encaramos la primera senda del día, con los primeros atascos (algunos decidieron bajarse de la bici ante la aparición de las primeras partes ligeramente complicadas, posteriormente las habría ya "seriamente"), para bajar hasta Casas de las Tablas. Nuevamente pistas con buen firme nos dirigían al interior del Parque Natural, al cual accedimos una vez sobrepasado el Cortijo de Palomares, el terreno picaba hacia arriba. Desde el Lagunazo, prácticamente todo de bajada, por caminos y senderos, hasta el Camping Río Mundo.






Superado el Lagunazo cruzamos la carretera de Siles, por el desagüe (¡hay que agachar la cabeza!), enlazando con el GR-66 hasta La Casa de la Noguera, donde sendas y caminos paralelos al río Mundo nos llevaron aguas arriba hasta La Casica para cambiar de margen y de sentido, bajando hasta el Llano de la Venta. La senda que salía al sobrepasar la piscifactoría nos permitió continuar en nuestro acompañamiento al río Mundo. Fue otra zona comprometida con algún que otro atasco; raíces en la senda, continuas bajadas y subidas, pequeños cortados, etc., contribuyeron a ellos. 



Antes de llegar al camping, tuvimos que cruzar la carretera CM-412, pero ahora pisamos asfalto.


Tras "visitar" el camping retornamos al otro lado de la CM-412, donde nos espera el primer avituallamiento. 


Haría falta, el tramo que nos esperaba era de varios kilómetros de subida hasta alcanzar la Sima.



En la subida cambiamos de acompañante, durante los primeros kilómetros de ascensión era el turno para el Arroyo de la Celada y después para "el pequeño", el Arroyo de la Celadilla. Construcciones en ruinas, ¡podían ser un presagio!. La subida dura, larga y solitaria (cada uno se marcaba su ritmo). La realicé de forma tranquila, no era para menos había tramos en torno al 20%, pero con el paso de los kilómetros pude comprobar que alguno se había convertido en "espectador transitorio". Curva y repecho, repecho y piedra suelta, había que guardar algo no había llegado a la mitad de la ruta. 


Prácticamente al final de la ascensión, a la altura de Los Tornajos, la vegetación desapareció, estaba llegando a la Sima. Al fondo un grupo de gente me anunciaba el segundo avituallamiento. ¡Como soplaba el viento!, se notaba que allí no quería parar ni la vegetación. 



Un "tentempié" y a continuar, al bajar encontraría un entorno más agradable



Bajada rápida desde los 1565 m hasta Las Chorreras, los frenos "pedían piedad" y mis extremidades superiores no sabían lo que era la relajación. Ya en Las Chorreras, las vacas, impertérritas, "me avisan" de la presencia posterior de cortijos (Cortijo de la Basilisa, Cortijo de los Chorros y Cortijo de Elena). Uno de los tramos más bonitos de la ruta, disfruté de esta rápida y "aseada senda" trazada por un bosque bastante tupido en el que entremezclaban las especies caducifolias con las perennes.


Otro avituallamiento, hay que prepararse para subir a la Cañada de los Mojones. Un kilómetro de asfalto marcó el inicio de la ascensión. Después de los falsos llanos de la Cañada, comienzó otro espectacular sendero (con espectaculares vistas) entre continuos sube-baja hasta el Collado de la Peña de la Buitrera. La Phinx sufrió los rigores pétreos de la senda. Llevaba buen ritmo, tranquilo pero bueno, hasta ahora no me había comenzado a pasar excesiva factura el recorrido.





Desde el Collado, "tocata y fuga", para abajo, con algunos metros complicados, esas fagáceas a más de uno se le movieron. En la bajada al Arenal, como no podía dejar sola a mi bici en sus desdichas, una piedra impactó sobre mi tobillo derecho, causando una herida por lo que tuve que requerir los servicios de la asistencia. Agua, desinfectante, venda y a continuar, aunque el fuerte impacto causaba ligeros dolores en el mismo que limitaban ligeramente el pedaleo.




Después del Puerto del Arenal continuaba la ruta por un sendero que bordeaba el Cerro de Los Ladrones, sendero con tramos técnicos, y después por un camino, hasta llegar por segunda vez a Casas de las Tablas. Ni que decir tiene que continué por el recorrido largo, pese a divisar a lo lejos a Riópar y contemplar como otros compañeros tomaban la versión corta. Ligero avituallamiento en Casas de Las Tablas y ¡a por la parte final!.





Ahora formaba parte de un pequeño grupo de 5-6 personas, continuamos subiendo por un sendero que se dirigía a Riópar Viejo por la zona de El Vadillo, con alguna rampa fuerte aunque corta, que enlazaba con una pista, en moderado ascenso, que bordeaba Las Majadillas y que conducía al Cortijo de la Umbría. El último tramo de ascensión nuevamente lo realizamos por una senda (fuerte rampa); aquí, los kilómetros realizados, la acumulación de esfuerzos, las previsiones, la fuerte rampa, etc., me aconsejaron realizarla a pie.


Al finalizar la rampa continuamos por un sendero próximo a la carretera de Alcaraz, que unos metros más adelante se conviertió en un sendero muy técnico y con fuertes pendientes, algo excesivo para las condiciones físicas y mentales a estas alturas, por ello varios tramos decidí realizarlos a pie. Era necesario llegar sin "averías", ni humanas ni mecánicas, que había que regresar para León. El descenso continuaba, enlazando con la pista que conduce a El Gollizo. 1,5 km más tarde se abandona la pista para tomar un nuevo sendero, rápido y sin dificultad, entre El Chorreón y el Monte Arriba para llegar, por fin, a Riópar.


Una vez Riópar, comida, pasta, fruta y refresco (la cerveza no estaba permitida había que conducir), para después pedalear hasta el Hostal, donde una necesaria y recuperante ducha, antes de cargar todo en el coche, puso fin a este día intenso de BTT. Y regreso para León.

Imagen cortesía de la organización


En definitiva un recorrido espectacular y duro, con un empacho de senderos.













No hay comentarios:

Publicar un comentario